Acerquémonos a la gracia
divina y celestial.
Rotos, pues, los lazos y
sacudido el yugo tiránico de Satanás, sirvamos con temor al Señor, según está
escrito Sal 2,11, y mostrándonos por la templanza superiores a los
placeres de la carne, acerquémonos a la gracia divina y celestial y a la santa
participación de Cristo. Así venceremos los engaños diabólicos, y hechos
partícipes de la naturaleza divina 2 P 1,4 llegaremos a la vida y a
la inmortalidad.
San Cirilo de Alejandría
Doctor dela Iglesia
Doctor de
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